miércoles, 12 de mayo de 2010

Cuentos para reflexionar.

UN CLAVO EN LA PUERTA.


Tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.


El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.


Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirará un clavó cada día que logrará controlar su carácter.


Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos que retirar de la puerta. Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: “has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma puerta. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves.”


Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas le devastará, y la cicatriz perdurara para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.


(Anónimo)

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